Correctora de estilo, editora de textos y lectora
Uruguay
Mis modos de leer, como los de tantos lectores compulsivos, han cambiado con los años. Desde la indestructible Colección Primor, unos libritos amarillentos heredados en mi preadolescencia, novelitas rosas de las tías y de las tías abuelas, pasando por las sagradas ferias de libros de segunda mano, por los libros pagados en incómodas cuotas, por los libros en papel comprados con tarjeta de crédito… desemboqué en la lectura actual en pantalla electrónica.
Leer en pantalla electrónica no fue tanto una decisión consciente como una necesidad: menor precio y mayor comodidad de postura lectora. No soy una romántica del olor a libro nuevo o de cuestiones místicas similares en los libros para adultos. Además, nadie fanático del libro en papel dice nada del polvo que juntan si no están en bibliotecas cerradas, ni de las alergias respiratorias que ocasionan. Me interesan los contenidos.
Necesito esa evasión lectora casi tanto como el aire que respiro. Leo en la cama, con el celular para Google Books o con el Kindle de Amazon a unos pocos centímetros de mis ojos, sin los lentes de culo de botella de la miopía-presbicia. Para este acceso electrónico lector, solo necesito la tarjeta de crédito de OCA-VISA, que funciona adecuadamente. Descubrí dos catálogos digitales maravillosos, a los que destiné mucho tiempo en la selección de lecturas. La posibilidad de leer las primeras páginas de cada libro para decidir luego la compra es un recurso insustituible.
Entre muchos otros libros, leí, por haberlos descubierto primero en la televisión por cable y luego en Netflix, las novelas de Henning Mankell, más tarde, los libros del tándem Maj Sjöwall y Per Wahlöö, siempre gracias a la genial concatenación de libros llevados a la pantalla, de obras de valor a las que accedemos en más de un formato.
Pero vayamos por partes, retrocedamos en el tiempo…
Los libros y las series televisivas o películas policiales inglesas
El inspector Morse
Mi pasión por las obras policiales inglesas empezó con las novelas policiales o de espionaje, desde seguir los vaivenes del abogado Perry Mason de Erle Stanley Gardner y del agente George Smiley de John Le Carré hasta del inmejorable Maigret de Georges Simenon, entre muchos otros. Esta pasión se me acentuó, cuando todavía usábamos el videocable, con la serie televisiva Inspector Morse, con el actor John Thaw en el papel protagónico, emitida durante los años 1987 al 2000.
En las películas del inspector Morse, me asombró la capacidad de estructurar historias donde no faltaba ni sobraba nada, desenvueltas en apenas trece episodios durante su primera temporada. El inspector Morse es un personaje completo, con sus exquisitas luces y sombras: su pesimismo existencial, su amor por la ópera, su esnobismo tan inglés, amén del hábito de leer poesía y de resolver crucigramas. Es además muy cuidadoso con la ortografía, en cada documento policial que recibe suele señalar los errores, ¡cómo iba yo, correctora de estilo, a dejar de idolatrar un personaje así! El escenario: la ciudad de Oxford, sus características más oscuras en medio de la belleza del paisaje y de su estilo cultural. La estructura de cada episodio se remata con el conjunto de la temporada completa, y es así que culmina con la muerte del personaje.
Más tarde se haría la serie televisiva de la juventud de Morse, con la historia previa Endeavor Morse. Y luego hubo otra serie, Inspector Lewis, con el personaje que fuera el colega más cercano del inspector Morse, el sargento Robert Lewis, en el Departamento de Investigación Criminal de la fuerza policial de Thames Valley.
Los libros, las series y las películas de la serie negra nórdica
El inspector Wallander
En la búsqueda de series televisivas similares en valor a las inglesas, conocí la serie negra nórdica (la scandi-noir) de la mano del inspector Wallander. La primera y excelente serie de Wallander, 2003 al 2013, con el actor sueco Krister Henriksson como el inspector Kurt Wallander, fue llamada la Wallander sueca. La segunda serie de Wallander, 2008 al 2016, con el actor irlandés Kenneth Branagh, fue una coproducción británico-sueca.
Los libros de Henning Mankell
En ambos casos, el disfrute de la serie Wallander me condujo a los libros del autor. Leí todas las obras de Henning Mankell. Es imposible resumir lo que el autor deja en cada libro de la serie. No se trata solo de una historia policial con un bien armado misterio a resolver, ni de un impecable protagonista y buenos personajes secundarios, ni de unas relaciones interpersonales interesantes, ni de escenarios bien elegidos…, es mucho más: se suma la visión del autor sobre el mundo, su interpretación de las miserias nuestras de cada día, el sentimiento, la filosofía esencial comprometida con la sociedad. El riquísimo mundo que se expresa en cada libro queda recortado en la serie televisiva. Cada libro de Mankell necesitaba una temporada completa de la serie, de al menos siete u ocho episodios, para captar el argumento en profundidad. El traslado de cada libro a un único episodio hizo que fuera necesario retocar las historias para hacerlas más breves y ajustadas.
La influencia en Mankell de los escritores suecos de los setenta
Los libros de Maj Sjöwall y Per Wahlöö
El catálogo de Amazon me propone, luego de reconocer mis incursiones con las novelas de Mankell, la lectura de dos escritores suecos de la década del setenta, la periodista y traductora Maj Sjöwall y su pareja, el escritor y periodista de crónica roja Per Wahlöö.
Leerlos me hizo dudar de que estuviera leyendo novelas de la serie negra nórdica de esa época: los sesenta y setenta. Son libros escritos entre 1965 y 1975, una novela al año, cuidadosamente planificadas. No parece; los dramas que retratan son actuales, los mismos que los de finales de esta primera década del siglo XXI. El personaje de las diez novelas es el detective de policía Martin Beck, jefe de la Brigada de Homicidios de Estocolmo, otro desencantado de la vida, casi siempre resfriado y tristón.
Indagando luego sobre la vida de ambos autores suecos, me entero de que fueron pareja, de que tuvieron dos hijos y ambos tenían ya otro de antes de conocerse, de que escribieron en conjunto hasta la muerte de Wahlöö a los 48 años, en una operación a causa de su cáncer de páncreas, en 1975.
Sjöwall, quien nació en 1935, aún vive en Estocolmo. Luego de la muerte de Wahlöö, siguió traduciendo y escribiendo, aunque ya no la serie de novelas del inspector Beck. En 1971, ambos recibieron el Premio Edgar Allan Poe (Estados Unidos), por la cuarta novela de la serie, El policía que ríe. En el 2013, Sjöwall recibió el VIII Premio Pepe Carvalho de novela negra (Barcelona, España) por su obra completa. Se la nombra como La dama del policial.
Profundizando más en la vida de ambos me entero también de que eran comunistas. Recordemos siempre que en todo libro siempre hay una ideología subyacente. Sus visiones políticas les hicieron profundizar en la realidad de la socialdemocracia sueca, en su Estado de bienestar, presentado al resto del mundo como un ideal… que no era tal. Encubría el agazapado capitalismo de siempre, con propuestas sociales poco claras, cuando los beneficios a los más necesitados iban desapareciendo poco a poco. Sjöwall & Wahlöö se anticiparon a la historia…
En estos autores suecos, tanto Sjöwall & Wahlöö como Mankell, su perfección profesional y su sencillez personal, el humanismo esencial que plasmaron en la escritura, la profunda humildad de su visión de la sociedad reflejaron representaciones culturales de la izquierda europea de entonces y de casi ayer mismo, desde los años sesenta del siglo pasado hasta este decenio actual.
Va en estas letras mi agradecimiento a los autores de estas obras: hay libros, series televisivas o películas de los que no se vuelve, que nos hacen lectores-espectadores exigentes, que se tornan imprescindibles para entendernos y entender el mundo.
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Qué preciosa foto conseguiste de Maj y Per, Susana. Gracias.