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Un café con Simone: Lucia Joyce

Psicóloga, grafóloga y escritora

España

Lucia Joyce dancing at Bullier Ball, Paris, May 1929.
Lucia Joyce dancing at Bullier Ball, Paris, May 1929.

Este mes nos vamos a recorrer la vida de Lucia, una de las hijas más literarias del siglo XIX. Lucia, la hija de Joyce, no escribía, pero bailaba y tenía un gran talento creativo para hacer coreografías propias y para la pintura.


Nació en Trieste (Italia), de ahí su nombre sin acento. Era la hija menor del matrimonio Joyce, que ya tenían un hijo cuando ella nació. La joven Lucia en su adolescencia dio muestras, como he dicho, de un gran talento para el ballet y llegó a bailar con Isadora Duncan, y dio algunas muestras también de enfermedad mental.


Un posible detonante para sus problemas fue un encuentro amoroso y muy literario con Samuel Beckett. El joven Beckett se acercó a ella por medio de la admiración que sentía él hacia su padre. Entró en la casa de los Joyce para ayudar y asistir al gran literato y acabó enamorando a Lucia, quien llegó a pensar en casarse con él.


Lo cierto es que nunca sabremos exactamente qué sucedió entre ambos, aunque Annabel Abbs lo novela de forma extraordinaria en uno de los mejores libros que he leído este verano, La hija de Joyce. Lo que sí parece es que hubo ciertos momentos entre ellos que ilusionaron a Lucia y quizás una deficiente gestión por parte de Samuel de los sentimientos de la joven.


Beckett confesó años más tarde a su amiga Peggy Guggenheim que «estaba muerto y que no tenía sentimientos humanos» y que esa era la razón por la que no había sido capaz de enamorarse plenamente de Lucia.


Ella quedó muy afectada y en 1934 comenzó a ser paciente de Carl Jung, quien también aparece en la novela de Annabel.


Pero aun tuvo Lucia otro traspié en el terreno amoroso. Su padre, para ayudarla a salir de su estado depresivo, le había puesto un profesor particular de pintura, el joven Alexander Calder, quien le enseñaba, la divertía y la alentaba a crear y al mismo tiempo surgió entre ambos una ilusión amorosa que acabó con otra decepción para ella, pues parece que fue engañada, ya que Calder estaba ya comprometido con otra mujer.


Lucia tuvo una relación muy especial con su padre, quien la quería mucho y reconoció que ella era su musa inspiradora. James la quería tener en casa, que bailara para él y es una realidad que en toda su obra aparece esta figura inspiradora, aunque de manera más notable en Finnegans Wake.


Existe mucha especulación alrededor de la relación que mantenía Joyce y su hija y esto se ha hecho más grande en cuanto que se ha conocido el hecho de que cientos de cartas entre ambos han sido destruidas con el beneplácito de Stephen Joyce, el heredero de Joyce, que alegó que eran estrictamente de temas personales.


Lucia fue diagnosticada de esquizofrenia y fue internada en una clínica psiquiátrica en Zúrich. Murió en 1982, en un Hospital de Northampton, en Inglaterra.


Es significativo que el psiquiatra, Jung, después de leer el Ulises dijo que pensó que James también sufría de esquizofrenia y afirmó que ambos, padre e hija «se deslizaban al fondo de un río, solo que él sabía bucear y ella se hundía irremediablemente».


Estos son solo algunos apuntes de la vida trágica de una de las hijas más literarias y te animo a que te acerques a su vida a través del libro de Annabel antes mencionado.


 

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